En esta vida moderna, de alguna u otra forma, todos tenemos algún tipo de deuda pendiente por pagar. Sin embargo, por diversas circunstancias, también es un tanto común que poco a poco se acumulen varios créditos y pagos periódicos que dañan las finanzas personales y sanarlas no resulta sencillo.
Aunque puede suceder a lo largo de muchos años, a veces llega un punto en el que una persona se percata de que casi todos sus ingresos ya están destinados al pago de deudas. Esto genera un círculo vicioso del cual es posible salir a través del saneamiento financiero.
La idea es sencilla y similar al refinanciamiento, del cual hablamos en un artículo anterior. Dicho proceso consiste en que una deuda se renegocia, usualmente con un poco de aumento en los intereses, pero en pagos menores y durante un mayor lapso para facilitar su liquidación.
El saneamiento financiero consiste en consolidar varias deudas en una misma. Así, quien lo solicite sólo hará pagos a una institución financiera única, en lugar de a varias. Asimismo, sólo tendrá un concepto por el cual realice pagos o por el que se le haga un descuento a la nómina.
En pocas palabras, el saneamiento financiero es un préstamo para pagar deudas con otras instituciones.
De esta forma una mayor parte de los ingresos quedará disponible para la vida diaria y sólo se destinará lo necesario al pago de la nueva deuda, que eventualmente será liquidada.
Existen dos grandes ventajas de optar por el saneamiento financiero:
Sólo es necesario consultar con la institución financiera que desees que gestione el proceso. Ellos te ayudarán y facilitarán todo, así como se encargarán de revisar qué convenios existen que te permitan hacer el saneamiento financiero.